martes, 18 de diciembre de 2012

Circuito Chico en dos ruedas: la puerta de la Patagonia

 De todos los destinos que ofrece la Patagonia Argentina a los turistas, ya sean internacionales o locales, no hay dudas que la ciudad de San Carlos de Bariloche es el mas famoso de ellos. Alguno de los  condimentos que reúne para ser la ciudad del sur argentino con mayor afluencia turística son la destacada infraestructura para alojar visitantes, el fácil acceso desde Buenos Aires  -incluso, cuenta con vuelos directos (de carácter estacional) que la une con ciudades de Brasil- y la relativa cercanía con un sin fin de sitios de belleza exponencial.
No es el objetivo central de este post hacer un desglose de todos los lugares magníficos que se pueden visitar mientras estamos en Bariloche, sino hacer el paseo obligado, el mas barato, el que es ofrecido dentro de los paquetes de viajes de egresados. Pero no por eso el peor: a mi criterio, es uno de los mas bonitos, ya que significa la puerta de entrada a los recorridos posibles en la zona, un mordisco de todo lo maravilloso que queda por ver. Es por eso que, en este post, el paseo será por Circuito Chico, pero no con la ñata apoyada a la ventanilla del auto, sino en dos ruedas.


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Por si queda alguna duda...

Si bien puede hacerse en auto (todo el trayecto se encuentra asfaltado y en buen estado), este recorrido se convirtió en uno de mis preferidos a partir de haber alquilado una bicicleta para transitarlo. Es por eso que el punto de partida será Circuito Chico Mountain Bike. Las dos veces que recorrí Circuito Chico lo hice alquilando bicicletas en este local: los que atienden son agradables, se toman su tiempo para asegurarse que salgas en buenas condiciones y tratan de armar grupos, lo cual hace mucho mas ameno el trayecto (y seguro, ya que el trayecto básico es de 27 km.).


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Se recomienda, para aprovechar las bajadas del final, comenzar el recorrido en el sentido de las agujas del reloj. Esto significa que la primera parada será el punto panorámico. En este tramo, el camino es sinuoso, con suaves subidas y bajadas que no requieren demasiado esfuerzo, pero a medida que nos acercamos al punto panorámico la dificultad y pendiente a ascender es cada vez mas pronunciada, pero el esfuerzo será bien gratificado. Recomiendo pedalear tranquilo, apreciando el paisaje y utilizando los cambios cuando el camino lo requiera.
Tras la última curva, llegando algo agotado seguramente, está el Punto Panorámico. Las palabras sobran cuando una imagen describe tanta paz. Recuerdo muy bien que una vez fui con un amigo que nunca había viajado a la Patagonia, y cuando llegamos al Punto Panorámico se quedó callado mirando el paisaje, sin hablar, como si hubiera olvidado como utilizar nuestra forma mas elemental de comunicación. Es por eso que quiero que observen la imagen para comprender a qué me refiero con la experiencia que intenté recrear.


Vista desde Punto Panorámico-Circuito Chico 

El trayecto hasta el Hotel Llao Llao tiene algunos puntos interesantes para detener la marcha. El arroyo López (foto), es una parada obligada: está al final de una pendiente pronunciada, por lo que funciona como un punto de descanso para los ciclistas,  toma de fotos e intercambio de planes de viaje. Es normal encontrarse con muchachos que tienen planeado seguir sus vacaciones en Chile y no paran de sacar fotos. También egresados hundidos en resaca, que se sacan la foto protocolar y vuelven entre risas al micro a descansar.
Es imposible no hacer mención, ya que la gente forma parte de la geografía local. 
(Quien escribe no puede ser acusado de tendencioso, ya que vivió la vida del egresado, cristalizada en la experiencia del viaje a Bariloche).



Arroyo López - Circuito Chico


Otro punto fuerte es el puente que se encuentra tras el Hotel Allun Nehuen, que es el que atraviesa el canal que conecta los lagos Nahuel Huapi y Moreno (foto). En verano, los mas valientes pueden bajar a la playa (que normalmente se encuentra abarrotada de familias) y darse un rápido chapuzón en el canal. Es un buen lugar para descansar a la sombra y cuenta con un espacio para dejar las bicicletas atadas con candado. Como es el punto de paso entre un lago interior y otro de mayor tamaño, es normal ver cruzar ,a muy baja velocidad, embarcaciones de pequeño porte. Mi recomendación es tomarse un rato y disfrutar, ya que saliendo alrededor de las 3:30 pm desde el punto de inicio, la hora de llegada estimada al puente (a ritmo de amateur) es alrededor de las 5:30 pm, por lo que todavía queda bastante tiempo para poder llegar al punto final del recorrido sin tener que pagar penalización por exceso de tiempo.


Vista desde el puente Lago Moreno-Nahuel Huapi - Circuito Chico

Ya a esta altura, el sol está comenzando a caer (si es verano, en forma mucho mas gradual y lenta), por lo que NUNCA está de mas - teniendo en cuenta que estamos en la Patagonia- llevar una campera liviana por las dudas, ya que seguramente el sudor, combinado con la baja en la temperatura puede terminar en un resfrío que, a la larga, entorpecería la continuidad del viaje. 
El último punto del circuito es el Hotel Llao Llao (foto). Se ingresa a través de una corta calle interna, desde la cual se pueden tomar algunas buenas fotos del lago Moreno, pero por supuesto que todas las miradas se las lleva el imponente hotel emplazado en el kilómetro 25 de la avenida Exequiel Bustillo. Es una construcción de principios del siglo XX, con un marcado estilo canadiense (el paisaje hace recordar a ciertos pasajes del país de la hoja de arce). Cuenta con 173 habitaciones y 28 suites, además de una cancha de golf de 18 hoyos, spa y pileta climatizada. Por supuesto, alojarse en el hotel no es apto para cualquier bolsillo. Descansando con unos muchachos chinos en la entrada del hotel, me topé con un joven matrimonio estadounidense que me pidió que les tomara una foto. Le pregunté al muchacho si el hotel valía la pena y llamó a su esposa, la hizo ponerse de pie, con la vista del lago a sus espaldas y me dijo "despertarse y ver TODO esto es simplemente maravilloso". Doy fé.

Luego del Llao Llao el camino resulta largo, ya que comienza a sentirse el cansancio en las piernas. Es vital utilizar correctamente los cambios de la bicicleta, que facilita las subidas y permite relajar las piernas en las bajadas. La gente de Circuito Chico Mountain Bike tuvo la gran idea de armar un puesto de devolución a mitad de camino entre Llao Llao y el punto de llegada de Circuito Chico, lo que permite volverse en un utilitario y dejar la bicicleta si llegamos a sentirnos cansados o bien el tiempo apremia. Una vez de vuelta en la cabaña, devolveremos la bicicleta, será revisada y probablemente revisaremos nosotros en nuestra mochila para tratar de encontrar lapicera y papel para anotar el nombre de nuestros compañeros de recorrido, ya que aparte de piernas cansadas, nos llevaremos recuerdos, historias y gente que tal vez encontrarán en otros blog de viajes. Pero todavía no encontré ninguno, así que por el momento sugiero seguir leyendo a este humilde reportero.



martes, 11 de diciembre de 2012

Caso Marita Verón: una necesaria toma de posición.


Si bien no tiene que ver con la temática que había elegido en un principio para el blog, resulta imposible evitar, desde mi lugar de comunicador social, hacer público mi repudio a la absolución de los acusados en la causa que involucra la desaparición de Marita Verón, además de apoyar firmemente el pedido de justicia que encabeza Susana Trimarco.

Es claro que una decisión de tal índole responde al encubrimiento de la justicia a la misma justicia: jueces que son clientes de las víctimas de la trata defienden a quienes garantizan el secuestro, privación y trabajo (si bien no creo que ese sea el término preciso) de las muchachas. Es por eso que no podemos pensar en una justicia que pueda destapar y desarmar con honestidad el funcionamiento de las redes de trata, ya sea a nivel  inter provincial, nacionales, regionales o internacionales.

Por último, este fallo materializa y da cuenta de la urgente necesidad de nuestra sociedad de tener una ley que combata la trata de personas, para finalmente enterrar esa disparatada obsesión de los sectores de poder de lograr un negocio fácil por medio de la mercantilización y cosificación del bien mas preciado del ser humano: su cuerpo.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Parque Lage: de samba no solo son las escuelas


¿Cómo es que un solo lugar tiene el encanto necesario y diverso para atraer a centenares de cariocas a visitar un parque diariamente, decenas de artistas a congregarse para crear, investigar e intercambiar producciones artísticas de las mas variadas expresiones y a Snoop Dogg para grabar un video? Parece que solo un lugar como el Parque Lage reúne los condimentos necesarios para tal receta.


Ver R. Lage, 41


Ubicado en el número 414 de la Rua Jardím Botánico, el Parque Lage tiene está ligado a la memoria de la ciudad de Rio de Janeiro. Lo que hoy es un parque, escuela de artes y café, fue un ingenio azucarero durante el Brasil colonial, el cual perteneció a Antonio Salema, gobernador de Rio durante el siglo XVI. 


Es curioso que siendo - a mi parecer- una de las perlas arquitectónicas y paisajísticas de una ciudad que nunca para de sorprender, se encuentre tan restringida visualmente en cuanto a lo externo. Recorriendo la calle en la que se encuentra emplazado el parque, a juzgar por la sola presencia de banderines y un pequeño cartel en el portón de entrada, no hay mas referencias que den cuenta de la joya escondida tras la incontable cantidad de especies vegetales que revisten la fachada del complejo. Como sea, quienes hayan leído este artículo y tengan la oportunidad de viajar a la cidade maravilhosa, caerán en un terrible pecado de no visitar el Parque Lage.



En primera instancia, cuanto menos, impacta bastante el plano general que se obtiene al ingreso del parque. Una construcción que data de épocas imperiales, rodeada de una prolija y colorida variedad de flora, caminos de palmeras, y de fondo se deja ver un morro alto. ¿Cuál otro sería sino es el Corcovado? Es justamente el emblema de Rio de Janeiro quien está a las espaldas del complejo.

Los interiores del edificio responden a parámetros estéticos de una época determinada: ventanales y puertas amplias, arcos e inclusive un espejo de agua interior. Debemos tener en cuenta que el carácter ecléctico de su arquitectura, sumado al estilo de vida de sus antiguos habitantes reflejan el espíritu de una época, donde la vida social tenía lugar en los salones o bien en el patio interior. Los techos altos permiten que el ambiente se mantenga frío a pesar de las altas temperaturas. 



En el interior de este complejo funciona la Escola de Artes Visuais do Parque Lage (creo que no precisa traducción, ¿o sí?), que tiene como fin el desarrollo e investigación en el campo de las artes contemporáneas, así como su interrelación con otras disciplinas (danza, teatro, música, literatura, etc.). El aspecto que mas llama la atención al visitante es la apertura que esto comprende, es decir, al caminar por los pasillos de la escuela se puede apreciar el trabajo en vivo de los estudiantes y profesores. No debería extrañar a nadie el hecho de toparse con alguien pintando sobre un lienzo o bien un grupo de personas trabajando en conjunto o aprendiendo. Es este, sin lugar a dudas, uno de esos lugares donde se respira arte. Pero como no se trata solamente de un lugar reservado al cultivo de las artes, hay espacio para respirar aire puro libremente.

Gran parte de la ciudad de Rio de Janeiro se encuentra dentro de los límites del Parque Nacional Tijuca, y el Parque Laje no es la excepción. Sus jardines se encuentran organizados en forma geométrica, con variedad de especies que pertenecen a la Mata Atlántica. El parque cuenta con senderos (uno de ellos llega hasta el Corcovado), estanques, puentes y hasta cuenta con 12 acuarios (foto) - el mayor de ellos con capacidad para seis mil litros. Todos ellos cuentan con diversa cantidad de peces, priorizando aquellas especies que forman parte de los biomas brasileños.


Tips:
  • La entrada es completamente gratuita (cuenta con estacionamiento - gratuito también-)
  • Posee espacios destinados para almorzar al aire libre (atención con dejar comida, ya que los monos están muy bien entrenados para abalanzarse y desaparecer en un abrir y cerrar de ojos)
  • Cuenta con un café: tomar el desayuno a la sombra, con vista patio interior puede ser una salida magnífica.
En fin, este parque y su escuela comprenden una verdadera joya oculta a los ojos de los turistas, pero no por eso es menos válida que las atracciones que han recibido mayor difusión. Es una alternativa ideal para cuando las nubes se apoderan del cielo carioca o bien para alejarse del ruido cotidiano de la ciudad. Sin lugar a dudas, un must para quien gusta de la vida al aire libre y del arte.





El lado B de Rio de Janeiro (cómo escapar de la playa sin morir en el intento)

No sería necesario realizar una investigación para abordar a la conclusión que la mayoría de los argentinos (y turistas del mundo entero, en general), asocian a la ciudad de Rio de Janeiro con la vida de playa. No es que su fama mundial haya sido injustamente adjudicada, sino todo lo contrario: el contacto que hace la cidade maravilhosa con el mar es casi sagrado, y así lo viven miles de cariocas y turistas todos los días, quienes disfrutan de actividades al aire libre en la costanera (ya sea caminar, correr, andar en bicicleta o skate) o mismo dentro del mar, ya que está permitida la práctica de surf (el oleaje suele acompañar).

La última vez que visité Rio de Janeiro (verano del 2008), me llevé una buena impresión de sus playas. Pero al volver este verano tuve una muy fea sensación al reencontrarme con el mar, el cual estaba sucio -en términos relativos-, o al menos, no tenía mucho que ver con aquel recuerdo. Cabe aclarar que, durante la primavera del 2011, un accidente ocurrido en una plataforma petrolífera mar adentro, pero cercana a las costas del estado de Rio de Janeiro, hizo peligrar la vida marina e inquietó fuertemente a la población y autoridades locales, quienes reclamaron judicialmente ante la empresa Chevron.

Afortunadamente, quienes me recibieron en la ciudad nunca pensaron en llevarme a pasar un rato a la playa. Tal vez por que sabían que había pasado algunos días en Buzios (es decir, en la playa desde la mañana a la noche), por que la previsión del clima en Rio de Janeiro no era para nada optimista o bien por que pensaron en mostrarme el lado b de su ciudad. Sea cuales hayan sido sus intenciones, los resultados fueron asombrosos.

A continuación, algunos must see en la cidade maravilhosa que responden a intereses distintos. Olvidados por los diseñadores de guías turísticas tradicionales, es mi turno de crear un -humilde pero contundente- pasaje para quienes van a Rio de Janeiro no sólo buscando sol y playa.

Floresta da Tijuca: la selva de la ciudad maravillosa

Este artículo debe leerse escuchandoPasseando - Marcelo Camelo

Ruta del paseo:


Ver Indicaciones de ruta en automóvil hacia R. Pacheco Leão en un mapa ampliado

El Parque Nacional da Tijuca comprende un verdadero paraíso al que no se necesita estar libre de pecado para entrar. Es uno de los  mejores escapes al aire libre en una ciudad caliente, que late y se mueve de día y noche y en la que el verano se vuelve sofocante. Son 33 kilómetros cuadrados de espesa vegetación, sombra, aire fresco y el sonido de varios cursos de agua que corren por algún lado, pero que no son se ven fácilmente  Lo que transforma este parque en una sucursal del mismo cielo en Rio de Janeiro es la considerable altura -siempre teniendo en cuenta que se encuentra a la vera del mar- que los caminos que lo atraviesan alcanzan en determinados tramos, permitiendo que nos encontremos, en cuestión de minutos, envueltos en corrientes de aire fresco o bien (si el día lo permite) entre las nubes.


Las lluvias al interior del parque son diarias. Tip: llevar piloto o impermeable si se recorre en bicicleta


Si bien los accesos al parque son bastantes (se puede entrar desde las zonas de Barra de Tijuca, São Conrado , Jacarepaguá, entre otros), el recorrido que propongo comienza en Tijuca. El acceso por la Rua Conde de Bomfin, atraviesa transversalmente Tijuca, barrio residencial de la zona norte de la ciudad. Lo interesante de este acceso es que durante la mañana podemos visitar el Maracanã y luego del almuerzo realizar este paseo. El camino presenta curvas y contracurvas, que anuncian que la escalada será intensa. La inclinación se vuelve cada ves mas obvia al llegar al acceso del parque por la estrada Velha de Tijuca. Árboles y vegetación propia de la Mata Atlántica se hacen presente de manera cada vez mas frecuente y la sombra se vuelve refrescante. A medida que subimos, obtenemos instantáneas de la ciudad, que se dejan ver cuando hay claros en la vegetación. El auto se mueve lentamente, y no precisamente por exceso de tránsito, sino que la gente conduce relajada: estamos entrando a otra faceta de la ciudad.

La primera parada obligada se encuentra alejándose la Rua de Boa Vista y tomando la Estrada de Cascatinha, la que conduce a la Cascatinha Taunay, una humilde cascada de unos 10 metros de altura, donde el solo sonido del agua cayendo y moviéndose a lo largo de su curso relaja por completo. Si las nubes no lo impiden, el sol se filtra entre las hojas de los árboles e ilumina la floresta. La gente se acerca, se detiene en la baranda y mira por un rato la caída del agua. Debe ser algo así como caer en un estado de desconcierto al darse cuenta que hace algunos instantes estaban sumidos en la banda de sonido de la ciudad y ahora la misma ya no se compone de bocinas, motores y sirenas, sino de agua cayendo, hojas moviéndose y pájaros silbando.


 El lugar invita a quedarse, pero queda mas para ver. Sobre este camino se halla la Capilla Mayrink y mas adelante el Centro de Visitantes, donde se puede acceder mediante charlas, proyecciones en microcine y maquetas a  la historia de este parque, la cual dicho centro la ha dividido - para facilitar su divulgación- en selva original, intervención humana y por último, constitución del parque propiamente dicho.
 Para completar este recorrido, sugiero que nos desviemos y tomemos la Estrada do Exclesoir (a la derecha en la primera bifurcación, luego del Centro de Visitantes) para poder alcanzar el Mirante do Exclesoir, un mirador privilegiado que permite una vista sensacional de la zona este y norte de la ciudad. El camino es a pie,  no requiere dificultad y toma unos 45 minutos completarlo. Caminar tranquilo a veces trae su recompensa: los coatíes y sus crías se pasean off the road con total libertad y la ausencia de ruido favorece su avistaje. Son animales amigables, por lo que nunca está de mas llevar un paquete de galletitas en la mochila.


Mirante do Exclesoir - Floresta da Tijuca

Ya dentro del barrio Alto da Boa Vista, la parada siguiente es uno de los puntos mas fuertes de la ciudad: Vista Chinesa.


Lamentablemente, la fama y renombre mundial del Corcovado y el Pan de Azúcar han robado toda la atención  y reconocimiento que se merece este punto panorámico. Siguiendo el descenso por la Estrada da Vista Chinesa, nos topamos con una incontable cantidad de ciclistas que aprovechan la pendiente para bajar en velocidad, por lo que se recomienda circular despacio. Todo este recorrido se alterna entre sombras y rayos de luz debido a la densa vegetación que recubre la estrada. El final de la misma desemboca en Vista Chinesa, que comprende un humilde pabellón de construcción oriental realizado en bambú, en homenaje a los inmigrantes chinos que trajeron el cultivo del té a Brasil durante el inicio del siglo XIX. Al atravesar el pabellón, llegamos a la plataforma del mirador - a mi criterio- mas deslumbrante de la ciudad. Se puede ver absolutamente toda la zona Sur de la ciudad, sin importar si el día está soleado o cubierto de nubes - si bien normalmente hay presencia de nubes aunque en la ciudad esté despejado-, la laguna Rodrigues de Freitas, Pan de Azúcar e inclusive el Cristo Redentor, el cual se halla ubicado a su derecha. Debido a la escasa altura en la que se encuentra este mirador (380 m.s.n.m.), la sensación de proximidad que se produce entre el visitante y la ciudad es única. La gracia se alcanza al  Ni siquiera se escucha el ruido de los autos que llegan y se van, ya que el playón de estacionamiento se encuentra a unos 100 metros del mirador. A cambio, nos propone ver y escuchar a las aves que se lanzan al aire para cruzarse a otros árboles, deshojando de un destello las copas de los mismos.

 (Por cuestiones de seguridad, es recomendable visitar la zona durante los fines de semana, ya que es la franja en la que recibe mayor afluencia turística)

                                                                                                                           

Vista Chinesa - Floresta da Tijuca

Finalmente, el descenso se realiza por la Estrada da Castorina, envuelta por la Mata Atlántica. Originalmente, la misma era una verdadera selva tropical-pluvial, pero debido al desmonte realizado para conseguir terrenos para plantar café y caña de azúcar, se perdió gran parte de la vegetación originaria. El trabajo de forestación incluyó el plantado de especies traídas de áreas vecinas, como el palmito, cedro y canela. Al terminar el camino, desembocamos en la Rua Pacheco Leao (barrio de Horto), que se encuentra también a la sombra y protección de la vegetación. Una vez que llegamos a la Rua Jardim Botánico, el panorama no es tan similar al que disfrutamos hace algunos minutos atrás. Volvemos a sentir la temperatura normal de la ciudad, las motos suben y bajan por la calle a alta velocidad y ya no sopla esa brisa refrescante a la que con tanta facilidad nos acostumbramos, pero eso no importará, ya que para esta altura ya tendremos nuestra cámara llena de fotos y nuestros cuerpos renovados y listos para continuar por la Cidade Maravilhosa.